lunes, 16 de abril de 2007

El león de la Metro

La versión original de la grabación del león de la Metro Goldwyn Mayer, afortunadamente rescatada por un descendendiente de un trabajador de los estudios para deleite del personal.

jueves, 12 de abril de 2007

Sacarino

Sonando


Sí, amigos, me he convertido en un sacarino de la noche a la mañana. O en un hombre light, como prefiráis. O sea, que endulzo, pero no engordo. Que me he hecho la vasectomía, vaya.

Lo tenía muy claro: cuando naciera Marina, no perdería más tiempo del necesario para pedir cita al urólogo para la intervención. Total, si tenía claro que no iba a tener más hijos. Ya tengo dos, el mayor, Daniel, diez años, vive con su madre, y la peque, la gordi, la pejiguera de Marina, tres meses.

Y basta. Ya no (man)tengo más. ¿Con el precio de la vida? Anda ya. Y que conste que me encantan los críos, me chiflan. Pero hay que ser un pelín pragmático, que un sueldo no da para tirar adelante, y trabajando los dos, mucho es criar una enana, dadas las circunstancias. Que si entro en detalles, todavía me hacéis la ola, y el que sepa algo sobre pensiones alimenticias me dará la razón.

El caso es que pedí cita a un urólogo que me recomendaron un par de compañeros de trabajo. No sé qué tal serán otros, pero este es un fenómeno. Diez minutos de operación, cuando normalmente son entre cinco y siete. Pero mira tú la casualidad, que justo ese día había espectadores. Un colega de especialidad de mi médico fue el culpable de que el trance se estirara algo más de la cuenta. Creo que quería ver in situ la técnica empleada por el tocapelotas de turno. Y pareció asombrado cuando me vio salir como una rosa camino de la salida de la zona de quirófanos, con mis bolsas con la ropa y los zapatos en una mano y la otra intentando que la bata abierta por detrás no me dejara el culo al aire. Que eso sí, el que haya pasado por el quirófano alguna vez, ya sabe que la dignidad se la tiene que dejar en casa.

Todo esto ha sucedido mientras Joelma sigue en Brasil con la niña. Había pedido cita calculando que ya estarían aquí, pero algunas circunstancias las han obligado a quedarse con mi familia política unos días más, y si no hay novedad, mañana por la tarde llegarán a casa. Eso significa que llevo dieciocho días sin ver a Joelma. Me operaron anteayer. Hoy he ido a la consulta para control. Todo perfecto, espermograma en tres meses para confirmar presencia cero de espermatozoides (por fin he sabido la diferencia entre esperma y semen), ropa interior que "sujete" durante dos semanas y... abstinencia durante nueve días. No sé, pero me veo durmiendo en el sofá. O tomando duchas frías.

lunes, 9 de abril de 2007

Versión de Bohemian Rhapsody

Una de las mejores canciones, no sólo de Queen, sino de la historia de la música, versionada por Rick Miller, un tipo que imita a todo el que se le ponga a tiro.



viernes, 6 de abril de 2007

Cita

"Si no puedes asombrar con tus conocimientos, desconcierta con tus gilipolleces"

Mayhem (a no ser que él diga lo contrario).

Me ahorro los comentarios, porque ni van a asombrar, ni la gilipollez que se me ocurre es suficientemente desconcertante.

Pero puedes intentarlo tú, dejando un comentario.

jueves, 5 de abril de 2007

Moisés

La verdadera historia de las Tablas de la Ley, aprovechando que estamos en Semana Santa.

Cuentan
que las otras dos las rompió Moisés adrede porque se pilló un cabreo fenomenal por un quítame allá ese becerro de oro... Eligió un mal día para encontrarse israelitas provocadores.

martes, 3 de abril de 2007

Ilusiones renovadas

Sonando


Rosa solía sacar a pasear a su caniche enano tres veces cada día. Vivía muy cerca del mar, y salvo que la climatología no se lo permitiera, recorría varios kilómetros en cada uno de los paseos. Era su principal actividad fuera de las tareas domésticas, cuando no tenía visita de sus nietos, desde hacía más de siete años, en que enviudó con cincuenta y tres años. Una repentina enfermedad se llevó prematuramente al que fue durante casi cuarenta años su novio, marido, amigo, compañero, confidente y pilar de su existencia.

Se había quedado sola, pero a pesar de ello jamás quiso ni oír hablar de vender su casa y mudarse a una más pequeña, pese a la insistencia de sus hijos y de las personas de su entorno. Era una planta baja con varias terrazas y jardín, y a pesar del trabajo que le suponía, siempre lo tenía todo reluciente y nunca había aceptado que entrase una asistenta, ni siquiera en ocasiones puntuales para ayudarla a limpiar lo más trabajoso, como el techo de la cocina y los baños, que estaban alicatados.

La viudez había dejado a Rosa sumida en un estado casi permanente de depresión. La dependencia casi absoluta que tenía de su marido supuso, aparte del vacío afectivo, que su nueva situación se le hiciese muy cuesta arriba. Nunca se había preocupado ni de abrir una carta del banco, por lo que empezar a “administrar” su vida le pareció en un principio una tarea imposible. Pero asumió que si no lo hacía, nadie lo haría por ella y, con el asesoramiento de Pablo y Cristina, sus hijos, tomó las riendas de todos los asuntos domésticos que tenía que atender, en un alarde de valentía en el que demostró, sobre todo a ella misma, que no iba a tirar la toalla.

Ríos y ríos de lágrimas lloró a lo largo de esos años.

Le costó Dios y ayuda darle la noticia a Pablo y Cristina. No sabía cómo se lo iban a tomar y temía encontrarse con el rechazo de ellos. Al fin se decidió, hizo de tripas corazón, aprovechó una de las muchas veces que coincidían en su casa, y entre avergonzada e ilusionada soltó el bombazo.

-Estoy saliendo con alguien.

Que sus hijos se lo tomaran bien entraba dentro de sus cálculos, pero se vio desbordada ante las francas muestras de apoyo recibidas. Se abrazó a ambos, tratando de justificar lo que no dejaba de ser absolutamente natural, pero sin poder dejar de sentir cierto sentimiento de culpa.

Hacía ya mucho tiempo que él había empezado a rondarla en sus interminables caminatas con Krefo, recibiendo siempre evasivas de Rosa. Pero llegó un día en que ella empezó a dejarse querer.

No es justo que nadie pase su existencia en soledad. Porque por mucho que la familia entre y salga con relativa frecuencia, el día a día era de absoluta soledad. Hoy Rosa tiene una ilusión añadida a la de ver crecer a sus nietos.