martes, 29 de noviembre de 2016

¿Sentirse español?

Las declaraciones de Trueba al respecto están trayendo cola. Mi particular punto de vista sobre el tema lo tengo cada vez más claro. Ser español, o de cualquier otro sitio, te toca, como te puede tocar ser blanco, o negro, o moreno, o zurdo. No conozco a ningún zurdo que cuando oye hablar sobre zurdos se le erice la piel.
Yo creo que todo tiene que ver con una cuestión de inseguridad, de desconocimiento, de cortedad de miras. Como les pasa a los religiosos. Del autoconvencimiento de que todo lo patrio es lo mejor: la gente, los paisajes, el idioma, la cultura. Si es verdad que está muy bien todo eso, pero hay vida más allá. Basta haber viajado un poco para sentir que has dejado una parte de ti en los lugares que más hondo te han calado. Que te podrías haber quedado a vivir sin problema en alguno de esos sitios, porque te ha fascinado el estilo de vida, o el clima, o la gente, o incluso, por qué no, el idioma.
Porque tengo la seguridad, aunque no creo que haya ningún estudio que lo pueda refrendar, de que por lo general los más conservadores, o, dicho de otra forma, los que más “se sienten”, son los menos interesados en aprender idiomas. Para qué, si ya hablan español. Pues porque aprender otros idiomas te obliga a pensar en una lengua distinta de la que mamaste. Ahora podría hacer un paréntesis para referirme a las distintas lenguas de este país y del rechazo que muestran ante ellas los pertenecientes al sector que más “se siente”, pero no lo voy a hacer.
Quizá yo parto con ventaja, porque por ejemplo nací fuera de España, he vivido en Sudamérica, y la familia materna de mi hija es negra. Esas cosas le ayudan a uno a ser más abierto, así en general. Las circunstancias del momento, cuando vivía al otro lado del Atlántico, me obligaron a regresar, pero me podría haber quedado sin problemas, porque me gustaba todo lo que me rodeaba, porque poco a poco me fui haciendo a las costumbres. Ni mejores ni peores, sólo diferentes. Y casi llegó a ser mi nueva “zona de confort”, esa que aporta tanta seguridad a los que ni por asomo piensan que lo de fuera pueda equipararse a lo de aquí.
En fin, que soy español porque me ha tocado serlo, no por orgullo ni por nada que me haga sentir especial. Me siento tan español como miope. Y a veces me dan ganas de parafrasear a Pepe Rubianes, que por cierto viajó muchísimo, en aquella entrevista en la que hablaba de petardos en el culo.