jueves, 28 de diciembre de 2006

Abrazos

Sonando


Hoy he visto a una amiga a la que hacía tiempo que no veía. Madura, divorciada. Nuestra relación es por motivos laborales, pero el roce hace el cariño, y por eso no pienso en ella como la señora que regenta el lavadero donde llevo a limpiar el coche de la empresa, sino en Carmen, mi amiga.

Cuando nos hemos encontrado, nos hemos dado un abrazo tan espontáneo que me ha sorprendido, a pesar de todo. Creo que a ella también, porque se me ha quedado mirando un instante -hay momentos que por largos que parezcan, son sólo eso, instantes- y me ha dicho "hacía un montón de tiempo que no me abrazaba un hombre".

Nos abrazamos poco. Nos tocamos poco en general. Aquí y ahora abogo por que seamos más abiertos al roce con los amigos. Un abrazo a tiempo es de lo más terapéutico y te deja una sensación de paz que merece la pena ser disfrutada más a menudo.

Y por supuesto me adhiero a la causa del fulano ese que hace campaña de abrazos gratis por las calles. Un aplauso para ese visionario que se ha dado cuenta de que estamos cada vez más deshumanizados y de que tenemos que sentir el calor de nuestros congéneres, aunque sea de vez en cuando y con desconocidos.

ABRAZO MUNDIAL 30 DICIEMBRE 18h

Hala, los que queráis ya podéis ir a vomitar.

martes, 26 de diciembre de 2006

Publicidad de condones


Un anuncio buenísimo. Los argentinos son unos creativos estupendos.

"¡Vamos por esa, vamos por esa!"


viernes, 22 de diciembre de 2006

Pequeña lección de geografía

A veces me parece que lo hacen a propósito. Para comprobar si es verdad que el carácter isleño es tranquilo, casi ininmutable. Porque aquí, en Mallorca, cuando algo no va como debiera, se suele adoptar la táctica del "tanmateix...", traducido, "de todas formas...". Llámalo conformismo, pocas ganas de entrar en polémica, o yo qué sé.

El caso es que no es tan complicado. Estoy convencido de que no es tan difícil de entender, porque de otra forma sólo puedo creer que esto es una confabulación para conseguir que algún pacífico mallorquín deje su estoicismo famoso de lado para rebelarse de una vez por todas.

Me estoy refiriendo a esa ¿manía? de confundir Palma (de Mallorca) con Mallorca. No puedo concebir cómo supuestos profesionales con carrera y solvencia contrastada no se aclaran con unos términos que, con un mínimo de bagaje cultural, no deberían ofrecer mayor dificultad. Porque puedo entender a los abuelos del Inserso, que nunca han salido de su pueblo, cuando los oigo en alguna cabina telefónica en el norte de la isla contándole a sus nietos que ya están en Palma, concretamente en Alcudia. Pero es absolutamente inadmisible que profesionales de la comunicación metan la pata tres veces de cada cuatro (y soy generoso) cuando se refieren a la isla. Sobre todo en verano, por razones obvias, no es nada infrecuente oir hablar de Palma cuando se refieren a cualquier lugar de la isla.

A ver si se van enterando: Mallorca es una isla, que forma parte de la comunidad autónoma uniprovincial llamada Baleares, o Illes Balears; que a su vez la conforman cincuenta y dos municipios, entre los cuales está Palma de Mallorca, capital de la comunidad, situada al sur de la isla.

Personalmente he oído decir a un humorista, culto en teoría, dotado de gran inteligencia, famoso por su capacidad de improvisación, decir durante su actuación que iba a quejarse al alcalde de Mallorca por la cantidad de obras que había en la ciudad. Triste, muy triste. Porque claro, los asistentes pensaron ¿cuál de los cincuenta y dos? si en Palma sólo hay uno, ¿qué culpa tienen los demás, que bastante tendrán en sus respectivos municipios?

Y me consta que mis amigos canarios que me leen se están sintiendo identificados con lo que aquí cuento. Porque seguro que también tienen lo suyo con Las Palmas-Gran Canaria, o Santa Cruz-Tenerife.

Aunque reconozco que tal desaguisado igual sirve en parte para hermanar los dos archipiélagos. Como aquel futbolista argentino recién llegado al R.C.D. Mallorca, que declaró: "Estoy encantado de estar en Las Palmas de Mallorca".

viernes, 15 de diciembre de 2006

El invierno (y la madre que lo parió)

Al final no lo he podido resistir. Tengo algo que decir sobre esta época del año. Y no lo había hecho antes por no pasar por el típico quejica cascarrabias, pero es que es superior a mí.

Odio el invierno, y casi todo lo que lleva consigo. Como la Navidad, pero ese es capítulo aparte; o no, ya veremos, igual en el ladrillo este hay espacio para todo. El caso es que en cuanto los días se empiezan a acortar, aunque haga buen tiempo, ya me empieza a entrar mala leche, sólo de pensar que ya queda menos para que llegue el invierno.
Llámame enfermo, si quieres. Vale, a lo mejor lo soy, y resulta que soy masoquista porque adoro el verano, con su calor y sus cosas. Pero a mí el verano me llena de vida y energía. Y me gusta el calor, yo firmaría más de treinta grados todo el año, qué le vamos a hacer. Y no puedo comprender a los que están deseando que llegue el frío, y sacar edredones, abrigos, bufandas, etc.

Y eso que vivo en Mallorca, donde los inviernos no son especialmente duros, que si no, no sé yo. Supongo que necesitaría ayuda especializada, por lo menos.

¿Pero a quién le puede gustar salir de la cama por la mañana y plantarse en la calle con la que está cayendo? Yo es que voy encogido todo el invierno, ya me puedo abrigar, que cojo frío cuando el termómetro baja de 18 grados y no lo suelto hasta que se vuelven a a superar.

Y lo bonitas que están las mujeres en verano, no sólo por los tirantitos y minifaldas, que también, sino por esas pieles bronceadas y saludables, que son un lujo para la vista, podió.

Que todo cuenta.

jueves, 7 de diciembre de 2006

El hombre bocina

Se estaba poniendo esto demasiado serio y dramático, y no es plan. Hay que explotar más la faceta cachonda del que firma ahí arriba.

Pego directamente una entrada del blog de Inner, el Pendejo Trenológico , un espacio recién descubierto, que no tiene desperdicio.

Señores, hoy toca lección de música clásica... Tsiiii, ehhhhh, ¿a dónde vais? Pero venid aqui, pandilla inmunda de paletos. No huyáis. Se trata de un simpático hombre vestido de astronauta que lleva muchas bocinas adosadas al cuerpo. Mola, ehhhhhh. No hay orquestas con instrumentos raros, ni señores que despistan a la concurrencia moviendo aleatoriamente un palito en el aire, ni mujeres gordas pegando chillidos con la boca muy abierta y un libro delante. Es sólo un hombrecillo bonachón que os va a entretener mucho.

Aquí el vídeo:




Las piezas son, por oden de ejecución:
Primer movimiento de la Sinfonía del Destino (Sinfonía nº 5) - Ludwig Van Beethoven.
Minueto del Quinteto, Opus 13 nº 5 - Luigi Boccherini.
Frère Jacques - Canción popular francesa.
Primer movimiento de La Primavera, Las Cuatros Estaciones - Antonio Vivaldi.
El vals del Danubio Azul - Johann Strauss.
Popcorn - Hot Butter.
Sonata nº 11, K 331 (Alla Turca) - Wolfgang Amadeus Mozart

domingo, 3 de diciembre de 2006

No es nada fácil

Sigo luchando contra el maligno. Había comentado en un ladrillo anterior que el día "D" que me había marcado el médico que dirige el taller de deshabituación tabáquica era (debería haber sido) el 19 de noviembre. Iba a dejarlo a pelo, con un par.

Empiezo el lunes 20 con una confianza que me sorprendió. Y eso que estaba concienciado, pero aún así, no creí que fuera a verme tan motivado. Tenía que hacer unas gestiones en el centro, volver a casa, comer e irme al curro. Hasta aquí, de maravilla, dadas las circunstancias. Técnicas de relajación en momentos de mayor debilidad (respiraciones profundas para los profanos) y listo.

Empiezo el turno de tarde en la oficina. Yo solo. Muy solo. Elegí un mal día para dejar de fumar. Recuerdo las clases en la terapia: cualquiera puede ser un buen día, siempre habrá una situación que bla, bla, bla. Respiraciones profundas. Mi oficina sirve de pasillo para acceder a otras dependencias de la empresa. Tiraron la casa por la ventana en la última distribución de espacios, y los jefes pensaron que qué mejor que emplear una oficina entera como pasillo, total si cambiamos este armario de sitio, los ambientes quedan separados. Muy práctico, y te pasas todo el puto día saludando. A las tres horas de empezar el turno pasa uno que fuma.

Superé la tentación, como un machote.

A las cuatro horas pasa otro que fuma. Mi marca. Cuando lo veo me entra un escalofrío. Recorre la oficina-pasillo de izquierda a derecha. Resisto. Resisto. Me quedan dos metros para perderlo de vista, y no aguanto más. O le pido un cigarro o mato al siguiente que entre y no me salude, o que me salude, o que me hable del tiempo, pero hubiera matado a alguien. Y le pido un cigarrito, todo sea por salvar una vida.

A los dos días tenía cita con el médico. De diez que empezamos sólo estaba yo. Creo que uno o dos que lo dejaron sin esfuerzo al principio de las sesiones, porque su nivel de adicción era leve, pero el resto tiró la toalla. Quiero dejarlo, entre otras cosas porque se lo he prometido a mi hijo, y no debería fallarle; porque querría que fuera un homenaje a mi hija, que viene en camino; y por muchos otros motivos que todos os podéis imaginar. Pero los dos que he enunciado me motivan más que cualquier otro.

Y sigo animado. Con chicles de nicotina. Para un adicto como yo la dosis debería ser de 8 a 10 chicles al día, y con 4 o 5 voy pasando la mar de bien. Creo que lo lograré. Si no, siempre me quedará el nuevo fármaco que se ha descubierto, que por lo visto elimina el síndrome de abstinencia.

Aunque ahora que lo pienso, aún no se comercializa, así que me toca seguir mascando chicles.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

La jungla de asfalto

Cuando nos metemos en el coche, nos transformamos. Dicen los expertos en temas de sociología que el habitáculo del vehículo te aísla, te hace sentir más protegido, y eso deriva en que te comportes de una forma que sería impensable fuera del coche. No quiero imaginarme si tuviéramos las mismas reacciones siendo "sólo" un peatón. Tú detrás de un par de viejecitas ocupando el ancho de la acera, y pegándoles un grito a menos de dos metros: ¡Pero te quieres quitar! ¡Joder con la vieja! O si por descuido te das un golpe con alguien que camina en sentido contrario: ¡A ver si miras por donde vas! ¡Es que dejan salir a la calle a cualquiera! Pero no, claro, eso lo haces dentro del coche, desde la seguridad de tu atalaya.



Es que dentro del coche afloran muchos instintos primarios, nos sale ese animal que, se ve, todos llevamos dentro. Que es que ves a todos los demás vehículos como enemigos, que te da la impresión de que cualquiera de ellos te la va a jugar en cualquier momento.



Por eso hoy me he emocionado. He vivido en mis carnes un gesto más o menos habitual en la jungla de asfalto, pero que no deja de impresionarme. Iba a aparcar en zona azul, esperando que saliera un coche de su sitio, y va el conductor, se baja, viene hacia mí, y dándome el ticket de la ORA que había utilizado, me dice: "Todavía le queda media hora".



Y es que no cuesta nada ser un poco solidario. Pero con los tiempos que corren, pues eso, que todavía te sorprendes (gratamente). Que hace ya doce horas de eso, y cuando me acuerdo, aún se me humedecen los ojos.

lunes, 13 de noviembre de 2006

Hoy casi que no

Hoy quería escribir sobre ti, papá. Pero, después de casi siete años desde que nos dejaste, son todavía tantas las ideas que se me agolpan en la cabeza, tantos sentimientos aturdiéndome, que he decidido dejarlo para una mejor ocasión.

Hoy te he echado especialmente de menos, y por eso quería dedicarte unas líneas en mi trocito de internet. Esperaré una ocasión en que me pille más centrado porque hoy no me sale nada y me sale todo, y así no hay quien hilvane nada coherente.
Hala, a cascarla (ya me entiendes).

jueves, 9 de noviembre de 2006

Sin compromisos

Nos conocimos hace ya bastantes años, en el barrio en el que vivía por entonces. Iba acompañado por varios amigos con tantas ganas de juerga como yo y tú estabas rodeada de amigas tan atractivas como tú. Tocamos a una para cada uno.

Desde ese momento frecuento tu compañía a menudo. Siempre has estado dispuesta a recibirme y jamás me has pedido nada a cambio, y ya has asumido que me gustas cuando te entregas al máximo.


Creo que nuestro último encuentro fue ayer y ya te echo de menos. No puedo dejar de pensar en mi rubia favorita, sobre todo en días como el de hoy, en los que tanto placer me has proporcionado.

Hace un calor de mil demonios, y voy a buscarte de nuevo a la nevera, sabedor de que me esperas en cualquier momento. Te sacaré de allí, te admiraré una vez más y te tomaré.

Qué mal acostumbrado me tienes.

lunes, 6 de noviembre de 2006

En tus ojos

Ese día no me apetecía hacerme nada de comer, y se me echaba encima la hora de irme a trabajar. Además lo que había en la nevera no era como para tirar cohetes. Cumplo los cánones del hombre que vive solo, ése y otros como ir de flor en flor esperando la llegada de una pareja (más o menos) ideal. A fin de cuentas, creo que como mejor se está es en pareja, a pesar de mis experiencias anteriores. Debo de tener un punto masoquista, porque no escarmiento.

Me acerqué al bar de la esquina. Lo bueno de vivir en un barrio es que siempre tienes el bar de la esquina a mano. Menú casero, con lo que la calidad ya está añadida, cantidad y buen precio. Me senté mientras leía los titulares del periódico que recogí a la entrada, encima de la máquina de tabaco. Otra subida del euribor. Atentado en Israel. Veinticuatro muertos en la carretera el fin de semana. Sensación de déjà vu.

Estabas en la mesa de delante de la mía, compartiendo mesa con un hombre que me daba la espalda. Debías tener unos treinta y siete o treinta y ocho años, mal calculados porque aparentabas bastantes más. Más que ser guapa, tenías esa dulzura en el rostro que no engaña. La cara es el espejo del alma, y estoy seguro de que en este caso era así más que nunca.

Nos cruzamos la mirada, mejor dicho, me miraste fugaz, casi furtivamente. Tan furtivamente que estoy seguro que ya te habías fijado en mí cuando me sentaba en mi mesa. Te contemplaba mientras comía, y tú seguías haciendo lo propio en silencio. Un par de veces que hiciste algún comentario fue contestado por tu pareja con algo parecido a un gruñido. Era tu marido, llevabas alianza. Ibas vestida con lo primero que habías encontrado, sin maquillar, y tu última visita a la peluquería debió de ser hace varios meses, a juzgar por la longitud desde la raíz del cabello hasta el teñido. Sólo un poquito más arreglada habrías mejorado muchísimo.

Tenías varias marcas en el brazo izquierdo, que era el que podía ver, en diferentes tonos entre azulado y casi negro. La herida del labio inferior debió de tener bastante mal aspecto días atrás, pero ya se estaba poniendo bien. Pero las peores heridas las pude ver a través de tus ojos otra de las veces que se posaron en los míos. Pude ver angustia, dolor, impotencia, vergüenza.

Nunca olvidaré la sonrisa entre triste y resignada que me dedicaste cuando pasasteis junto a mi cuando os marchabais. Tu caminabas tras él, naturalmente. De otra forma no habría sido posible. Y si lo hubieses hecho, quizá te hubieses ganado una nueva marca en tu frágil cuerpo.

sábado, 4 de noviembre de 2006

Maná

La banda mexicana se ha superado con este tema, Labios compartidos.

jueves, 2 de noviembre de 2006

Deshabituación tabáquica.

Es tarde, casi las 2:00 de la madrugada de un día festivo, he dormido hasta tarde por la mañana. Acabo de volver del balcón de fumarme un cigarro. Es una de las tareas que tengo encomendadas esta semana en el taller de deshabituación tabáquica que estoy haciendo, organizado en mi centro de trabajo. Entre otros compromisos para la semana, tengo que elegir un sitio de la casa para fumar, a ser posible no muy cómodo.
Es mi tercera intentona, y estoy con el mismo entusiasmo que las otras dos veces anteriores, lo cual no debería significar nada, pero parece que está demostrado que el que ha recaído varias veces tiene más probabilidades de éxito. Supongo que porque has "entrenado" antes y conoces de antemano lo que va a suponer el síndrome de abstinencia.
Hay muchos motivos para querer dejar de fumar. Pero el que más pesa es el hecho de no ser dueño de tu vida. Me fastidia mucho ser esclavo de un veneno. Ser esclavo de algo beneficioso, aunque fuera sacrificado, sería otra cosa, pero es que estás dominado por algo nocivo, caro, y antisocial. Y lo peor es que no me duelen prendas en reconocer que me da pavor pensar que voy a prescindir de ello.
La última semana de la terapia se decidió que el dia "D" será el próximo domingo 19. Me aterroricé por un momento. Espero que las técnicas de relajación que creo que nos tienen que enseñar sean efectivas, porque de lo contrario, si te cruzas conmigo en los días siguientes, cámbiate de acera.
Aunque tengo mucha confianza en lograrlo, entre otras cosas porque el autor de la guía de deshabituación tabáquica del IBSALUT (organismo competente en salud en Baleares), el Dr. José Manuel Valverde, es un buen amigo mío.
Si hay alguien interesado en dejar de fumar, o en viajes, o fotografía, o repostería, o un montón de cosas más, pinchad en el vínculo.

martes, 31 de octubre de 2006

Ese señor

En mi trabajo hago turnos, mañana o tarde. Por esos cúmulos de casualidades, necesidades del propio servicio, compaginar trabajo con formación, etc., llevo varias semanas seguidas con turno de tarde.

Mi hijo, de diez años,
vive con su madre, para variar. Últimente sólo lo veo los fines de semana alternos que me corresponden. Entre semana, imposible. Tengo que cambiar el turno, y eso supone pedir favores en un departamento donde somos muy poca gente.

Mañana (día de fiesta, y tengo libre) llegan de viaje mi madre, mi hermana y sus dos hijas. Me hacía mucha ilusión poder recoger al niño y comer en familia, con ellas, mi cuñado y la gordi (está de siete meses) de mi mujer. Tampoco va a poder ser. Su madre "ya tenía planes".

Quiero obligarme a pasar todo el tiempo que pueda con él, el tiempo corre que se las pela, como decía en otro post, no quiero perderme su infancia, no quiero que me vea como a un señor que se lo lleva una tarde de vez en cuando o a pasar fines de semana durante los que, por desgracia, no puedo permitirme según qué excesos. Que estoy canino desde que me separé, que salí de mi ex casa con lo puesto.

Y luego me cuenta que con su madre y la nueva pareja de ella van y vienen, viajes, esquí, va al cole en un Mercedes SLK, y no puedo evitar sentir mucha impotencia por no poder seguir el ritmo que ha cogido, ni de lejos, que tengo que sacar la calculadora hasta para ir al cine.

Y dentro de nada, cuando menos me lo espere, ya me lo veo diciéndome "jo, papá, este finde había quedado con los amigos para ir de acampada", o "esta tarde voy a estudiar a casa de Nuria", o sencillamente se inventará alguna excusa. Y será normal.

Espero que al menos, de vez en cuando, me avise para tomar unas cañas si pasa cerca de mi casa.

Chuck Norris

Pocas veces me he reído tanto leyendo un texto como con este.

Las lágrimas de Chuck Norris curan el cáncer. Lástima que jamás haya llorado.
Chuck Norris no se afeita, se da patadas en la cara. Lo único que corta a Chuck Norris es Chuck Norris.
Chuck Norris no nació, se sacó a sí mismo a patadas del vientre de su madre. Poco después, le creció barba.
Chuck Norris no duerme; Espera.
Chuck Norris perdió la virginidad antes que su padre.
Chuck Norris no lee libros. Los mira hasta absorber la información que desea.
Chuck Norris hace llegar al orgasmo a una mujer apuntándola con el dedo y diciendo: "Booya".
Chuck Norris comió una vez cincuenta kilos de filetes de ternera en una hora. Los primeros 45 minutos los empleó en follarse a la camarera que los traía.
Chuck Norris derribó una vez un avión alemán apuntándole con el dedo y diciendo: "Bang!"
Chuck Norris vende su orina en lata. Se le conoce como Red Bull.
El camino más corto al corazón de un hombre es el que sigue el puño de Chuck Norris.
Chuck Norris tiene dos velocidades: Andar y Matar.
Chuck Norris gana en el Monopoly sin comprar propiedades.
Hay 1242 objetos en una habitación promedio con los que Chuck Norris podría matarte, incluyendo a la habitación en sí.
Chuck Norris puede dividir entre cero.
Chuck Norris no se moja en la lluvia: Es el agua la que se impregna de Chuck.
Cuando Chuck Norris corre con unas tijeras abiertas en la mano apuntando hacia su cara y tropieza, no es él sino el resto de la gente la que se hace daño.
Cuando Chuck Norris va a donar sangre no usa jeringuillas: Pide un cubo y un cuchillo.
No existen minusválidos sino gente que ha peleado con Chuck Norris.
Chuck Norris puede quemar una hormiga con una lupa... de noche.
Chuck Norris es la razón por la que Wally se esconde.
Chuck Norris es la única persona que le gana a una pared jugando al frontón.
Chuck Norris puede contar hasta infinito, dos veces.
Chuck Norris es 1/8 cheroki. No se trata de que tuviera un ancestro indio, es que se comió un indio entero por los pies.
El Hombre del Saco comprueba debajo de la cama y se va a dormir temprano porque teme a Chuck Norris.
Chuck Norris ha estado en Marte, por eso no hay signos de vida.
De noche, Chuck Norris duerme con luz. No porque tenga miedo a la oscuridad, sino porque la oscuridad teme a Chuck Norris.
Chuck Norris nunca llega tarde, porque el tiempo se retrasa para él.
El oxígeno requiere de Chuck Norris para vivir.
McGyver puede hacer un avión con un palillo de dientes, un cubo lleno de agua y tres chicles de clorofila, pero Chuck Norris puede matarle y robárselo.
Chuck Norris no tiene barbilla; es su tercer puño.
Chuck Norris no salta, es la tierra la que se cae con la fuerza de sus piernas.
Chuck Norris no caza, porque cazar infiere la posibilidad de fallo. Chuck Norris mata.
Las balas esquivan a Chuck Norris.
Si ves a Chuck Norris, él te ve a tí. Si no lo ves, en dos segundos puedes estar muerto.
No hay teoría de la evolución, sólo las criaturas que Chuck Norris decidió dejar vivas.
Una vez un hombre preguntó si su nombre era Charles. Chuck no respondió, simplemente se le quedó mirando hasta que el hombre explotó en 1001 pedazos.
Los créditos de "Walker de Texas" son en realidad una lista de la gente que Chuck Norris pateó ese día.
Chuck Norris jamás sufre estreñimiento, las heces huyen del cuerpo de Chuck.

lunes, 30 de octubre de 2006

Agitación nocturna.

El tiempo corre que se las pela. Ya hace seis meses y parece que fue ayer cuando llegué del trabajo, un día cualquiera, y me encontré a mi mujer como con ansiedad, raro en ella, siempre tan dulce y tranquila. Tenía el semblante distinto, estaba rara. Me dio una noticia que me hizo sentir un escalofrío, para ponerme a sudar inmediatamente después.

Esta mañana me ha contado que por la noche se ha levantado a comerse un plátano, se ha vuelto a acostar y por fin ha podido descansar. La niña que esperamos, saciado su apetito, ha dejado de moverse al fin.

sábado, 28 de octubre de 2006

Hoy empiezo.

Vamos a ver de lo que soy capaz.

¿Se supone que lo que escriba aquí debería importar mínimamente a alguien, o hago un simple diario contando cosas, cosas mías, y ya está?

Estoy pensando en voz alta, no sé si empezar así va a condicionar el resto.

Sigo pensando. Quizá lo mejor es contar cosas, reales o no, escribir, sobre lo que me apetezca, o no me apetezca, y si alguien que se pase por aquí y lo lee le gusta, pues miel sobre hojuelas.

Estoy en el curro, en esos minutos de la "basura" en que todo el mundo anda mirando el reloj, esperando la hora de salir. Y aprovecho que el jefe no está mirando. Y acabo de inaugurar mi blog.